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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

jueves, 9 de octubre de 2014

SOMOS (el nacional-sindicalismo de Podemos), eso es lo que somos. Claro que Podemos, ¿por qué no si no tenemos "límites ideológicos"?

Por Arash

El conservadurismo, la tradición y la hostilidad a las libertades democráticas son siempre esencias implícitas del fascismo, que usualmente suelen quedar detrás de proclamas supuéstamente democráticas. Sirva de ejemplo la consideración falangista de los partidos políticos como "instrumentos intermediarios y perniciosos" entre el pueblo y el Estado, que obstaculizan la democracia directa. ¿Notan esas contradicciones?, ¿notan esa parte mala contra la libertad de expresión de los falangistas, y esa parte "buena" de la democracia directa? .Es en la hora decisiva, o a medida que se acerca, cuando se evidencian esos pulsos sanguíneos. Pero para entonces el partido movimiento/partido fascista suele haberse apropiado ya del poder, y es tarde para impedir sus consecuencias.
Cuando uno está en la tesitura de comparar estas históricas evidencias antidemocráticas, con las que actualmente rodean al movimiento de indignados desde el 15-M hasta su transmutación en Podemos, siempre está tentado a restarles importancia a las actuales: es lógico, ¿cómo no se va a tener que hacer un esfuerzo por desmontar lo reaccionario de las bases ideológicas de esos movimientos, si son presentados a todas horas por los creadores de opinión como los fenómenos de todos los ciudadanos y del "progreso"?

Así pues, lo que hace Pablo Iglesias cuando rechaza las etiquetas izquierda-derecha, las proclamas del 15M que repiten que "no [son] ni de izquierdas ni de derechas, [son] los de abajo y [van] a por los de arriba", o el hecho de designar como "casta política" a los adversarios políticos, no son una recuperación -si, quizás inconsciente por parte de muchos individuos, pero no será inconsciente por parte de quienes les cojan el testigo; además de los que sí que ya saben lo que significa [1]- del legado de Jose Antonio Primo de Rivera, sino sólo estrategias ocultistas para "no asustar a la gente" con discursos izquierdistas, "viejos" o de clase (si su preocupación es asustar a la gente por su "izquierdismo" político, económico y social, vayan relajándose). 

Una de las tantísimas  asambleas básicas (Círculos) de lo que será la asamblea legislativa de Podemos, el Círculo Podemos Sindicalistas, promueve una iniciativa de sindicato de lo más vertical.

Entre las muchas críticas que pueden realizarse a los sindicatos Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) -de todas las que hace SOMOS, ninguna es esta-, está la de su vacía auto-denominación actual como sindicatos de clase, que no se corresponde con su práctica.

Esta definición no tiene nada que ver con la desvergüenza de los líderes de dichos sindicatos ignorando a la clase trabajadora constantemente, con su preferencia por el pacto social en lugar de por la huelga de trabajadores, o con su denigrante llamado a la "huelga ciudadana" -último recurso, renombrado para sacar provecho de la indignación ciudadanista, para estos pactistas-.

Pero SOMOS, iniciativa del Círculo Podemos Sindicalistas -términos como "casta", "círculos", "transversal", "pueblo", "grandes empresarios", empiezan ya a ser verdaderamente agobiantes y esclarecedores- no es una negación avergonzada de su definición, sino una autoafirmación justificante de su modelo de sindicalismo vertical y amarillo.

SOMOS, ya desde sus primeros documentos, aspiran a ser la "línea directa de los ciudadanos/as". Así comienzan a postular el "nuevo modelo sindical". También pretende ser "innovador y moderno", y para ello no le importa arrasar con todo: "[SOMOS se crea] sin ningún condicionante estructural ni ideológico". 

De nuevo, como ya se vio en el ámbito político cuando Podemos "saltó" (empujado) a la política, con la excusa de la renovación del lenguaje se legitima un modelo de organización incluyente con la derecha política, y que conglomera en un mismo proyecto a la clase trabajadora con la clase propietaria -a pesar de que en la realidad social y económica, en el capitalismo, la primera sólo es la sostenedora del modo de vida de la segunda-, lo que no deja de ser, sobretodo en momentos de crisis en los que las posturas se van a radicalizar, un modelo pre-fascista.

Ya no se busca un falso "Bién Común", como decían los liberales. Ahora se busca un Estado Corporativista. Y para corroborar si este es su todavía un poco difuso modelo de Estado y de sindicalismo corporativo -que en la política Podemos llegaría a reproducirlo, cosa a la que aspira pues quiere abarcar a toda la sociedad, sin ideologías e independientemente de la clase social a la que pertenezcan sus individuos, en sus círculos -, qué mejor que conocer su reconocida "esencia", la de "el debate, la negociación, y el consenso", que será su "prioridad a la hora de abordar cualquier problemática y reivindicación y por ello [sus] puertas siempre estarán abiertas al diálogo constructivo con el Estado y la Patronal".

Quizás algunos se vean tentados a considerar erróneamente un carácter anarquista en el modelo de sindicalismo que pregona SOMOS, cuando dice que rechaza subvenciones o que su "sistema de información, debate y decisión será de tipo asambleario", pero esta consideración equivaldría a otra idéntica sobre los movimientos de indignados, que también son asamblearios y sin embargo, de anarquistas -y menos anarcocolectivistas- no tienen un pelo. Las asambleas ciudadanas no son lo mismo que los consejos de trabajadores.

Pero si su carácter "constructivo" con el Estado Español no es suficiente para identificar lo que de nulo anarquismo tiene SOMOS, que quede claro también su carácter "constructivo" con la Patronal, con los empresarios, con la burguesía, con la clase social propietaria de los medios de producción.

La FE de las JONS -y así lo harían, después de unificarse con los tradicionalistas- también tenían la pretensión de organizar la economía nacional en sindicatos. 

Sin embargo, el anarco-sindicalismo promueve estríctamente la organización de los trabajadores en sindicatos de clase, y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) señalaba ya en la II República a los sindicatos de obreros como legítimos directrices de la producción al estar formados por trabajadores, por asalariados, y como forma de que no fuese la burguesía y los capitalistas los que dirigen la producción y arrebatan al asalariado el producto de su trabajo.

Por el contrario, SOMOS, al igual que la Central Obrera Nacional-Sindicalista (CONS) -sindicato asociado con La Falange durante la II República-, propone la agrupación de los trabajadores, junto con los empresarios, en un sindicato interclasista, ciudadano; es decir nacional.

SOMOS incluso propone ampliar la definición de la RAE de trabajador, para que incluya también, entre otros, al "Trabajador Emprendedor".

Durante el franquismo, a los trabajadores se les llamaba productores. Ahora SOMOS pretende considerar trabajador al empresario, desvirtuando por completo el concepto de las clases sociales con las que no quieren acabar -querer acabar con ellas no es lo mismo que ignorarlas, como hacen sus negadores y verdugos del proletariado-, porque el fascismo que demuestran con su modelo nacional-sindicalista -que está correlacionado con el modelo tercerposicionista de partido, el de Podemos, correlación que admiten en SOMOS- es el instrumento a medida al que recurrirá el capital para paliar la lucha de clases en el mundo sindical -como en el mundo estríctamente político trata de hacer con respecto al surgimiento de la conciencia de clase cierto "movimiento", el lanzado con generosidad por el entramado empresarial de los mass media, con el arrebato de gran parte del electorado potencial de la coalición socialdemócrata de Izquierda Unida (IU), de la que cabría esperar, con su crecimiento al que las empresas privadas de comunicación y lobbies han puesto interesadamente trabas, que ideas socialistas como el partido de clase o la colaboración internacionalista de los trabajadores, adquisiesen protagonismo-, mucho más allá de la ingenuidad, sólo aparente, en la que parecen situarse los promotores de SOMOS.

Otro sindicato anarquista, que en su día fue la CNT-Congreso de Valencia, y que ahora es la Confederacion General del Trabajo (CGT), ha mantenido ciertas reuniones [2] con Podemos, así como también se han dado ciertas cercanías del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) [3].

Afirmar que la CGT o el SAT son sindicatos que están en la misma línea verticalista de como lo está el Círculo Podemos Sindicalistas y SOMOS, es profundamente incorrecto. Dichas organizaciones promueven también un sindicalismo de clase, razón por la cual precísamente es, de manera radical, incoherente y contraproducente para el sindicalismo estos "amagos de acercamiento" de dichos sindicatos de clase a este proyecto de sindicalismo ciudadanista e interclasista.

Digo esto porque, en el caso del SAT, este sindicato andaluz ha realizado acciones como ocupaciones de fincas privadas y expropiaciones de cadenas de supermercados, que no son nada despreciables sino que suponen un primer atentado contra el orígen de la pobreza alimentaria que ya sufren los elementos más precarios de la clase trabajadora; aunque rechazo totalmente su colaboración con Podemos. Y porque creo que el sindicato anarquista y de clase CGT sería la primera víctima de SOMOS, cuando afirma este último que " [presionarán] al Estado para que se anulen todas las subvenciones a los sindicatos". 

La CGT acepta las subvenciones estatales, y no tengo ninguna intención actual (e incluso me planteo que sea positivo disponer de ellas) de cuestionar la correlación "subvención estatal-autonomía del sindicato de clase"; la Patronal española con la que SOMOS quiere colaborar, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), así como la patronal subordinada Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas (CEPYME) -los sinvergüenzas, obscenos e igual de ladrones que los grandes, que dicen que la reforma laboral de Rajoy, del Partido Popular (PP), "va en la buena dirección" [4], aunque Podemos sólo tiene palabras negativas contra los grandes empresarios, y amables contra los pequeños [5 y 6]- también las reciben, y la mayoría de los antisindicalistas que se encuentra uno en la indignación que dicen que "los sindicatos chupan del bote" ni se plantean por qué sólo se preguntan a sí mismos si deben recibir aquellos, los sindicatos,  financiación del Estado, mientras que con su estúpidez e ignorancia consolidan por omisión la financiación pública de los mismos buitres que en agradecimiento a sus políticas austeras, precarizadoras de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores, y privatizadoras de servicios públicos, dan sobres a los peperos -la patronal y los empresarios-. Además, la CGT no recibe ni una mínima parte de lo que reciben UGT y CCOO, aunque ello en absoluto quiera decir que se deba eliminar la subvención pública al sindicalismo. 

Pero poco tiene que ver con la solidaridad propia del internacionalismo proletario y de clase que dicen tener los de SOMOS cuando afirman que nacen con un "espíritu internacionalista", el ahogar a los demás sindicatos de trabajadores "presionando" al Estado -no lo tendrían muy difícil porque los medios de comunicación privados, que actúan, a pesar de que no son democráticos sino privados, casi como actores políticos, estarán de su lado para imponer su agenda- para que este les corte el grifo de las subvenciones públicas a las que la CGT tiene derecho. ¡Si ni siquiera respetan a los trabajadores españoles (o vascos, o catalanes, o galegos, o asturianus; si se quiere incluir a las identidades nacionales que hoy están bajo el poder del Estado Español), cómo diablos van a respetar a los de otros pueblos!. Enseguida les veo planteando la crisis como una cuestión nacional, en la que España fuese víctima de Alemania, una auténtica estupidez belicista e imperialista que no entiende de la responsabilidad que los empresarios españoles tienen en la precarización de la vida de los asalariados -la integración a la Unión Europea exigía la reconversión industrial que destinó a la miseria y al paro a miles de obreros- y de la situación precaria de los trabajadores alemanes.

Aunque, fuera bromas, decir que el internacionalismo de clase -es decir, de las clases trabajadoras y asalariadas de todos los pueblos del mundo unidas en sus reivindicaciones, como decía el lema de la URSS, o de la Tercera Internacional: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"- está al alcance de SOMOS, es falso cuando, como ya se ha visto, rechazan todo carácter de clase y afirman sin tapujos el contrario colaboracionismo con los empresarios.

Esas ansias de acabar con las subvenciones públicas y estatales de las organizaciones políticas y sindicales -que por cierto se traduciría en un incremento de la corrupción política contra la que tanto claman mirando al cielo, al ser financiación privada ilegal y de empresarios la mayoría de los casos de corrupción política-, también se vio en el movimiento 15M [7]. La Asamblea de Medio Ambiente Sol del 15M, también mostró de qué lado estaba cuando pidió el fin de las subvenciones públicas al sector de la minería, bajo una infinidad de vergonzosos argumentos ecologistas pero nada solidarios ni internacionalistas [8].

De igual modo que, a pesar de considerar a la CGT y al SAT como sindicatos de clase -y es positivo que lo sean-, rechazo personalmente -porque creo que de lo que se trata es de acabar con ellos, en última instancia- sus amagos de acercarse a SOMOS, también reconozco que existen ciertos sectores combativos en UGT y en CCOO -como los mineros asturianos y leoneses, que en las Marchas de la Dignidad del 22M demostraron la fuerza y la solidaridad que despiertan una clase obrera concienciada y el papel criminal de la patronal-, a pesar de que, entendiendo que son sindicatos masivos, no me extraña que rebuscando en el sector de la seguridad privada encuentre sindicalistas de UGT y CCOO que se reúnen con el sindicato falangista Unión Nacional de Trabajadores (UNT) [9].

Los acercamientos y tentaciones por parte de los elementos desclasados de las organizaciones políticas y sindicales a la ultraderecha, como ocurre con el sindicalismo actual con SOMOS o con la UNT, hay que denunciarlos, en mi opinión. Para ello no cometeré lo que creo que es un error: generalizar a todos los trabajadores de UGT y CCOO, de la CGT y del SAT. También creo que Izquierda Unida (IU) no debería pactar con Podemos -el referente político e ideológico de SOMOS-, siendo consciente de que parte de la militancia de IU también rechaza dicho pacto -aunque los medios de comunicación y manipulación del capital les censuran-.

No hay ninguna diferencia entre el sindicalismo falangista de la UNT y el de SOMOS.

¿Cual es el futuro de un sindicalismo que ya desde sus planteamientos originales se postula así? 

¿Cuanto tardarán, si es que desgraciadamente llegan a tener repercusiones en el mundo sindical, en subordinar los derechos de los trabajadores a los derechos empresariales de la explotación laboral del trabajador? Se intuye que poco, cuando sin muchos "límites ideológicos" afirman que "SOMOS es un movimiento social [el "movimiento" es la forma tradicional de organización y génesis de un partido fascista; lo hacen por su rechazo a lo que significan los partidos políticos como expresión de la opinión] dirigido a la protección y defensa de los derechos de los/as Trabajadores/as en su más amplio sentido". En su más amplio sentido, osea incluyendo  los derechos de los "trabajadores emprendedores", de los empresarios. 

Hay que recordar que una PYME está formada por entre 0 y 249 asalariados. A parte de cuestiones morales como la honradez -¿cuantos miles de pequeños y medianos empresarios han sobornado a sus amiguetes políticos burgueses en las concejalías de España?-, la cuestión determinante que explica la perpetuación de la propiedad privada sobre la que se asienta el capitalismo no es moral sino económica y social. A otra parte los de SOMOS con su cultura "emprendedora", aquella que sólo concibe la producción para unos y el derecho al expolio (derecho a la propiedad privada) para otros, que limita el progreso y unas condiciones de vida dignas sólo para una parte de la sociedad, ya hablemos del mundo desarrollado y el subdesarrollado, o de las evidentemente diferentes condiciones de las clases sociales en todos los países, y que mantiene a la sociedad bajo el yugo jerárquico de la división en clases sociales.

El fanatismo que demuestra SOMOS cuando dice que no tendrán "ninguna ideología como base de [su] actividad para así [centrarse] en [su] labor sin ninguna interferencia ni limitación", me pone los pelos de punta, y para cualquiera que se considerase de izquierdas (socialistas, anarquistas, comunistas, etc, o símplemente izquierdistas y demócratas) también debiera.

Confunden la fe religiosa con la ideología, y piensan que todas las ideologías son fanáticas como la suya, por eso proponen -como lo hacían los 15Meros de DRY cuando quisieron formar un partido político; y como lo hereda de forma más discreta Podemos- su "altruista" y por supuesto bienintencionado modelo de sindicalismo, uno que "deje de lado la ideología", como si la necesaria laicidad de un sindicato (y de cualquier organización política; independientemente de las creencias individuales de los militantes) implicase que el sindicalismo tuviese que ser falangista, fascista, y totalitario como lo es SOMOS.

Del mismo modo que espero que IU no caiga en esto -Podemos-, espero que la CGT y el SAT no caigan tampoco -SOMOS-.

Están jugando al ocultismo de sus posiciones ideológicas. Sobre el que se alzan los oportunistas peligrosos.

El rechazo que tiene de manera subyacente a todos los sindicatos -aunque lo oculten en una simple oposición al "bisindicalismo"; como lo hacían los indignados también con el bipartidismo aunque han acabado hablando de "casta parlamentaria" y hasta de "casta política"- se muestra evidente cuando uno lee que, en su aspiración a la "transformación de las estructuras sindicalistas actuales hacia un modelo más honesto, participativo y transversal", "la figura jurídica que actualmente posibilita estos objetivos es la de sindicato y por lo tanto nos constituiremos como tal". Como tal, como si no tuvieran más remedio.

 Es como el truquito del "movimiento", que luego se hace "partido anti-partido" porque es la "forma jurídica" que posibilitan sus objetivos de tomar el poder, hacerse totalitario, y acabar con todos los demás partidos. En el sindicalismo igual: por mucho que los falangistas también tuviesen sindicatos, cuando los falangistas tomaron el poder después de la Guerra Civil asesinaron a los sindicalistas y acabaron con el movimiento obrero en España durante bastante tiempo.

SOMOS, se constituye como sindicato porque no le queda otro remedio. De igual modo, en el documento que contiene el Pre-borrador y los Principios organizativos de Podemos, en el capítulo 1 se refieren a la afiliación como "término legalmente requerido"; como ellos no son políticos sino "ciudadanos politizados", el afiliarse suena mal; será que "la casta" les impone a ellos pobrecitos el tener que organizarse en las formas partido y sindicato; como el racista M5S. Es evidente que Podemos, como SOMOS, y como ocurre con el resto de las criaturas nacidas del Movimiento 15M, mantienen la pretensión de organizarse más allá de las "viejas formas"; osea en "movimientos".

SOMOS no niega que su orígen es el "movimiento social Podemos", y comparte con ellos "los principios éticos de transformación de las instituciones desde dentro del Sistema hacia un modelo adaptado a las demandas actuales de la sociedad". No tienen vocación de trasformar el capitalismo en un socialismo, como se puede caber esperar, por ejemplo, de la socialdemocracia -el PSOE no es socialdemócrata-; ni mucho menos de acabar con el capitalismo revolucionariamente, como se podría esperar de un Partido Comunista, o de cualquier revolución social como la de 1936.

El debate reforma-revolución queda fuera para quienes piensan que el "sistema" es político y "partitocrático" (el sistema es capitalista, lo que incluye la economía de mercado, la cultura, la política, educación, moral y demás campos eminentemente burgueses como la opinión pública y la ideología), porque lo que el debate anterior quiere expresar es la discusión de si es posible el socialismo mediante la vía reformista, o si por el contrario el capital no deja más salida a la clase trabajadora que tomar el poder por la fuerza cuando se crispan las relaciones entre las clases sociales. Y SOMOS no está ni contra el capitalismo ni por el socialismo, fuera de toda posible futura consideración suya de ser "anticapitalistas" de bote (como las rubias teñidas) desde el tercerposicionismo ideológico, como lo hacían los fascistas que decían que no eran "ni de izquierdas de ni de derechas", que eran antiliberales y antisocialistas; "anticapitalistas" de mentira y anticomunistas de verdad.

SOMOS pretende estar "en permanente comunicación [entre sus, ya veremos, descentralizados elementos] para sumar fuerzas especialmente en las Pequeñas y Medianas Empresas, aunque también en las grandes Corporaciones".

Después de leerme su introducción y su primer borrador, después de conocer que son sólo la rama "sindical" -en formación- del totalitarismo en auge (es decir contra el sindicalismo y el movimiento obrero), sólo se puede interpretar este último párrafo como un intento de "construir" con los empresarios, grandes, medianos y pequeños, "nuestro futuro", el futuro "común" de la ciudadanía.

No hay que reconstruir el sindicalismo rechazando el imprescindible carácter de clase trabajadora que debe tener, adecuándolo así a las prácticas del sindicalismo mayoritario actual -que imponen las direcciones de UGT y CCOO-.

Hay que reconstruir el sindicalismo reivindicando orgullosamente el carácter de clase trabajadora que debe tener, adecuando así las prácticas del sindicalismo a los orígenes y a las raíces sobre las que nacieron los sindicatos de trabajadores.

¡No al "sindicalismo" "participativo"! Un sindicato que incluya a los explotadores sólo lo es en el sentido mafioso italiano de las películas de gángsters, y de la realidad, sólo lo es en el sentido fascista.

¡No al "sindicalismo" "transversal"! De la ideología inconsciente de sí misma, sólo cabe esperar el más puro irracionalismo y la barbarie.

El sindicalismo, la asociación de los trabajadores en organizaciones sindicales, no siempre ha estado permitida en el capitalismo. ¡No permitamos que se acabe con ello como cuando, con las mismas pretensiones negacionistas, los fascistas lo hicieron en España en el 36-39!


Desde el barrio madrileño de Chamberí, ni un paso atrás contra el fascismo.

Enlace de la Introducción y del Primer Borrador de los Principios Ético-sindicales de SOMOS: https://docs.google.com/document/d/1HA3lQHoK4Jdg0cv_74MtIfvrfOXDSos98DCfIWUjNsw/pub#sthash.rqhrw8WH.dpuf .

[1]: https://www.facebook.com/pages/C%C3%ADrculo-Podemos-Metapol%C3%ADtica/766411530064621. Antes de llamarse Círculo Podemos Metapolítica, se llamaba Círculo Podemos Fascistas; en este enlace, además de mi propia comprobación por aquel entonces, se alude a dicho círculo con tal nombre, antes de que hiciese un cambio estético.







[8]: http://madrid.tomalaplaza.net/2012/05/31/comunicado-medio-ambiente-sol-respecto-a-las-movilizaciones-del-sector-del-carbon/ .




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